Descripción geográfica del Valle de Quilpué

 

Generalidades


El conocimiento y la comprensión del medio geográfico en que transcurren los hechos históricos, es decir, donde se desarrolla el fenómeno histórico, es esencial para lograr entender a caba­lidad la Historia, para entender su relación con las áreas geográficas vecinas y para darse cuenta de las influencias que ha ejercido el marco geográfico sobre el carácter de las gen­tes que han vivido allí, así como para entender y comprender no solamente la evolución de las instituciones sino también de la organización política y administrativa, tanto en los ámbitos militar y civil como religioso.

El marco o escenario geográfico de la antigua y de la nueva parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Quilpué queda determinado, grosso modo, por el valle de Quilpué.  Y al momento de definir con precisión su alcance, ha de restringirse el alcance de la frase “valle de Quilpué” a lo que es la cuenca del estero de Quilpué. Esto es, queda limitado por la línea divisoria de aguas que limitan la cuenca por sus cuatro lados.

Sin embargo, tenemos que hacer algunas salvedades que ya quedan implícitas. La parroquia de Quilpué originalmente abarcó un territorio mucho más amplio que el actual, extendida, grosso modo, entre el estero Marga-Marga, por el sur, y el río Aconcagua, por el norte. Al poniente su límite fue el estero de Quilpué y la continuación del límite oriental de la hacienda de la Viña de la Mar. Por el oriente, el límite de Peñablanca con la quebrada de Escobares, dejando fuera las tierras de Lo Hidalgo y otros sectores inmediatos hacia el oriente.

De todos modos, será de interés dar un vistazo a lo que ha sido el territorio de esta parroquia a través de las siguientes breves notas sobre la geografía del valle.

Este territorio, amplio de todos modos, fue sufriendo modificaciones a medida que se iban segregando territorios a la parroquia original, hasta quedar reducido su territorio al que actualmente ocupa.

 

El Valle de Quilpué

El valle de Quilpué, en términos generales, se extiende entre el cordón que separa por el oriente, norte y poniente a la cuenca del estero de Quilpué de las cuencas vecinas, y al sur por el cordón de colinas que separa a esta cuenca de la del estero Marga-Marga, que nunca perteneció a Quilpué.

Los principales elementos que se observan en este valle son la cuenca del estero de Quilpué, que le da origen; la faja de terreno más o menos llana y ondulada a ambos lados del curso del estero; el cordón septentrional o de El Molle; el cordón meridional o de El Alto del Yugo. Este accidente geográfico es conocido como “Alto del Yuyo” en la gran Carta nacional de la Oficina de Mensura de Tierras de a principios del siglo XX. Se trata de la forma más antigua que se conoce de este topónimo. Y es más que probable que se trate de la forma original.

 

 

“Desde que hemos pisado los lindes de Quilpué, estamos en el territorio del  pintoresco departamento de Limache, i desde que el tren ha dejado a sus espaldas la aldea, recorre la locomotora el hermoso llano de aquel nombre.”

“Es este un valle fértil i ameno, en el cual los grupos de álamos i los rulos de sandías revelan la natural fertilidad del terrazgo. Abarca en su anchura el espacio de un largo kilómetro, i mide nueve desde Quilpué, que es su estremidad occidental, a Peña Blanca, que su cabecera. Hállase dividido en pequeñas hijuelas de pobres, i en toda su estension perteneció a la estancia secular de los Valencias. De esta suerte son Valencias casi todos los pobladores.

“La locomotora trabaja con cierta pereza en  la gradiente que ofrece aquí la via hasta la estacion próxima, porque es aquella comparativamente blanda (167 piés en 9 kilómetros), i dando el tren remate al llano de Quilpué, hemos llegado a Peña Blanca.” ( VICUÑA Mackenna, Benjamín, De Valparaíso a Santiago, volumen I, Imprenta de la Librería del Mercurio, Santiago, 1877, páginas 153, 154.).

De acuerdo a los datos registrados por Vicuña Mackenna, Quilpué se encuentra a unos 110 metros sobre el nivel del mar, en tanto que Peñablanca se encuentra a 164 metros. Por lo tanto, puede decirse que el llano de Quilpué tiene un declive aproximado de 54 metros, lo que significa una constante de unos seis metros por kilómetro entre la quebrada de Lo Gamboa y Peñablanca.

 

Orografía

De buenas a primeras, da la sensación de que el valle de Quilpué es muy quebrado y montuoso. Es la impresión que produce la presencia de altos cordones que interrumpen la vista hacia todas direcciones. Pero esto es solamente una impresión, debido a la altura del piso del valle. Las principales alturas inmediatas no sobrepasan los 500 metros en caso alguno. Pero el piso del valle se encuentra a una media de entre 100 y 156 metros sobre el nivel del mar. Y también contribuye a ello el terreno de suaves colinas que a veces se vuelven muy ásperas, sobre todo en el sector sur del valle, que se eleva en dirección al estero Marga-Marga. Sin embargo, la realidad es algo distinta y solamente pueden nombrarse dos cordones principales que se desprenden de estribaciones de la llamada Cordillera de la Costa y que por una parte ciñen al estrecho valle y por otra parte dan origen al estero de Quilpué, su principal curso de agua, alimentado por innumerables quebradas y esterillos que descienden desde sus faldeos y lomajes que dan hacia el valle.

 

Cerro El Molle, desde el Morro de Lillo.

 Es así que, desprendiéndose de un cordón principal que separa las cuencas del estero de Puangue de la del estero de Limache, que corre en dirección este-oeste-noroeste, aparece el cerro Loma Blanca de Moscoso, de 693 metros de altitud, que conforma un cordón llamado también Loma Blanca de Moscoso, que separa las cuencas del estero de Lo Moscoso de la del estero de Quilpué y que a poco andar se divide en dos cordones principales con dirección el primero al nor-noroeste, dejando al levante la cuenca del estero Aranda (Quebrada Escobares) y al poniente la cuenca del estero de Quilpué. El segundo cordón toma dirección oeste-noroeste, dejando al norte la cuenca del estero de Quilpué y al sur la del estero de Lo Moscoso, tributario del estero Marga-Marga. El cordón de El Rincón, que separa las cuencas de Quebrada Escobares y Quilpué, presenta alturas que se destacan en el entorno pero que en el sector sur alcanza apenas los 319 metros sobre el nivel del mar, y en el sector medio solo 312 metros, alturas que van descendiendo a medida que se acerca al portezuelo de Lebo, permitiendo el paso del Camino Troncal desde y hacia el valle de Limache por Quebrada Escobares. En el sector de El Carmen, el cordón alcanza una altura máxima de 307 metros y poco más al sur-suroeste presenta una altura máxima de escasos 236 metros. En el sector de Peñablanca cae hasta los 169 metros, pero va ganando altitud a medida que avanza ahora en dirección oeste-noroeste. En el sector de Los Almendros alcanza a los 185 y 294 metros, pero el morro Lilén se destaca con sus 345 metros sobre el nivel del mar. En las nacientes del estero de El Belloto se encuentran alturas de 349,  330 y 303 metros. Arriba de El Retiro, el cerro Alto El Cóndor alcanza los 478 metros, la máxima altura en toda la extensión de este cordón. En su extremidad poniente, el cordón alcanza los 455 metros en el cerro El Molle, que aparece desde el valle de Quilpué como la máxima altura y constituye un hito en los límites entre las actuales comunas de Quilpué y Viña del Mar y que antaño fue el hito demarcador de límites de la extensa Hacienda de La Viña de la Mar. El cordón termina con el Cerro Colorado, un poco al suroeste del anterior, que alcanza los 376 metros.  Desde los faldeos del cerro El Molle, se desprenden varios cordones secundarios que dan origen a una serie de quebradas que van a alimentar por el norte al estero de Reñaca, por el poniente descienden hacia la costa y al estero de Viña del Mar, por el sur desaguan en los esteros de Quilpué y de Viña del Mar, y por el oriente forman el estero de El Retiro. El cordón secundario que forma la parte principal del Fundo El Rebaño, a veces llamado Cerros de Los Lunes o Cerros de El Rebaño, pertenecieron a la antigua Hacienda de La Viña de la Mar, que se extendía hasta la ribera occidental del estero de Quilpué. Este cordón es de baja altura, sin grandes excepciones, y que forma una serie de quebradas bastante fragosas y abruptas. Su altura principal, en su remate meridional, alcanza apenas los 209 metros sobre el nivel del mar.

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El cordón de cerros que limita por el lado norte al valle de Quilpué presenta tres alturas importantes, que son, de izquierda a derecha, (1) El Molle, (2) Alto de los Cóndores y (3) Buitre.

El segundo de los cordones principales que se desprenden del Cerro de la Loma Blanca de Moscoso, llamado en su primer tramo al igual que su principal altura, Loma Blanca de Moscoso, tiene mayores alturas, las que alcanzan los 637, 605, 522 y 790 metros, culminando en el cerro Frutilla, de 830 metros de altitud. Desde aquí las alturas descienden abruptamente hasta los 414 metros, y mantiene su dirección oeste. En el sector de El Recreo alcanza los 282 metros y en Guangualí 186. (Huanhualí o Guangualí, es un topónimo de origen mapudungún que parece estar formado por las palabras wan y wali. Parece ser una voz compuesta de wanwan, wanwanen, que podría significar algo así como ‘ser poco harinoso’ (con referencia al trigo) o quizá ‘algo vacío’, con referencia al grano también. Existen no pocas dudas en cuanto al segundo formante del topónimo, que podría ser el adjetivo lif (limpio, despejado), el adjetivo lür (blanco), el adjetivo liq (blanco) o el sustantivo lin (la ratonera [el pasto]). Podría significar lugar donde existe un tipo de pasto semejante o parecido a un trigo de mala calidad, si bien otros lo explican como lugar de pelea de animales por trigo de mala calidad. Es posible que en un momento determinado, quizá si en los primeros decenios de la Colonia, se haya sembrado trigo en el lugar y haya resultado muy bajo el rinde o de mala calidad el grano. Wanwali o Guanguali no aparece nombrado en los registros eclesiásticos que hemos consultado.) En el Alto del Yugo, donde se encuentra el principal portezuelo que permite las comunicaciones con el valle del Marga-Marga, la altitud es de apenas 184 metros, aunque en el fundo El Quisco se eleva a los 237 metros. En el sector de Los Pinos alcanza hasta los 207 metros, pero por el lado norte decae hasta los 188 metros sobre el nivel del mar. Hacia el poniente las elevaciones disminuyen aun más, no encontrándose otra altura importante que la del célebre Morro de Lillo, al que algunos llamaron en algún momento Morro de La Caña, que alcanza apenas los 194 metros, y que fue un hito de las mensuras realizadas por Ginés de Lillo, quien estableció que el límite entre las haciendas de La Viña de la Mar y de Quilpué era, en este sector, el curso inferior del estero de Quilpué.

 

Los cordones transversales siguen presentes en la zona. Al norte, el valle queda delimitado por un cordón de muy baja altura que tiene su punto final en el cerro Morro de Lillo, que domina la unión de los esteros Marga-Marga y de Quilpué. Al fondo, el cordón de Las Palmas, que delimita el valle de Marga-Marga por el lado sur.

 

Hidrografía

Ya se ha hablado, aunque en términos muy generales, del estero de Quilpué, el principal curso de agua del valle, el que es formado por innumerables quebradas y esteros de menor importancia que descienden desde los cordones inmediatos de colinas y cerros que le ciñen.

Las quebradas que dan origen al estero de Quilpué nacen en la Loma Blanca de Moscoso y en el cordón que sirve de límite occidental a la Quebrada Escobares. En términos generales, pues, el estero de Quilpué nace como un muy modesto curso de agua en El Rincón de Peñablanca de quebradas que nacen de cerros que se elevan entre los 693 metros (cerro Loma Blanca de Moscoso) y los 830 metros (cerro Frutilla). El estero, una modesta quebrada en su nacimiento, corre en dirección noroeste hasta el sector de El Carmen, donde se inclina más hacia el poniente, tomando una dirección nor-noroeste muy pronunciada que, recibiendo quebradas por ambos lados, varía levemente su curso en dirección poniente, con fluctuaciones diversas, y recibiendo sus principales tributarios desde el lado norte. Por el lado sur, sus quebradas afluentes son pobres y mayormente dependientes de las lluvias invernales.

 

Numerosas quebradas descienden desde el cordón norte a la altura de Los Almendros y El Belloto Norte, siendo el principal afluente el llamado estero de El Belloto, que contribuye con un importante caudal, incluso en la estación seca, debido a las vertientes que le alimentan en sus cabezadas. En El Belloto Centro el principal tributario es el estero Severino, que recoge las aguas de una importante subcuenca.

 

En el preciso límite entre las ciudades de El Belloto y Quilpué, la quebrada de Lo Gamboa, después de drenar una amplia cuenca, desciende abruptamente al estero de Quilpué. Antaño, el punto en que el Camino Real la atravesaba era un peligroso lugar en el que los viajeros se exponían al asalto de bandidos y maleantes que se ocultaban entre la abundante y enmarañada vegetación del fondo de esta quebrada.

 

Desde Los Culenes y desde las fragosidades del cerro El Molle, descienden hacia los sectores de El Sol y de El Retiro varias quebradas, como el estero de El Retiro, a modo de ejemplo, que entregan su contenido al estero de Quilpué luego de descender de las laderas que suben del lado norte. El principal curso que recibe el estero antes de alcanzar su punto más occidental es la quebrada de Los Bellotos, que desciende desde los faldeos meridionales del cerro El Molle. Poco después de este punto, el estero deja definitivamente el llano y tras estrellarse contra los faldeos abruptos que descienden del cerro El Molle, se ve obligado a entrar por una estrecha garganta, torciendo violentamente al sur, para desde aquí correr estrechado entre colinas abruptas que no solo le ciñen sino que también le obligan a variar su curso abruptamente en varios puntos.

 

En el sector en que el estero se ve obligado a discurrir apretujado entre cerros y colinas abruptos, recibe varias quebradas, pero casi todas breves y carentes de importancia, salvo la quebrada de El Pangue. Desde este punto avanza hacia el sur, torciendo a cada instante y salvando estrechuras y saltos rocosos hasta que finalmente parece liberarse, pero solo para entregar sus aguas al estero Marga-Marga, al pie suroeste del Morro de Lillo. Desde este punto, conocido desde antiguo como Las Juntas, con sus aguas mezcladas, nace el estero de Viña del Mar, que toma dirección noroeste, para, pasada la estrechura de Las Cucharas, atravesar la escasa y breve planicie litoral en que se asienta la actual ciudad de Viña del Mar recibiendo una serie de quebradas menores a su paso, e ir a terminar en el océano, en el sector de la playa Casino. Antiguamente, no desembocaba directamente sino que, como los demás ríos y esteros del sector, formaba una laguna. En la actualidad, el estero de Viña del Mar es llamado vulgarmente “estero Marga-Marga” también.

 

Agricultura

A pesar de que el estero de Quilpué tiene un curso perenne, con algunas fluctuaciones menores en los años secos, su agua no es suficiente como para permitir alguna agricultura importante o que produjera excedentes susceptibles de ser comercializados. De la época prehispana no se conoce ni siquiera una sola acequia o canal de regadío. Y los pequeños grupos o familias pikumche que habitaron en las márgenes del estero, en algunos puntos donde la vida podía ser sostenida sin mayores problemas, solamente fueron capaces de cultivar muy pequeños trozos de terreno, de los que obtenían maíz, zapallos, papas, ajíes, porotos y otras especies. Siglos después, en la época en que se estaban instalando los rieles, se menciona que de Quilpué podían llevarse hortalizas a Valparaíso, lo que testifica lo que el valle producía.

Sin embargo, el valle produjo grandes excedentes en rulos o campos de cultivo de secano, situados la mayor parte en las colinas suaves y onduladas que conforman el valle por el lado sur, y sobre las lomas y laderas menos escarpadas del lado norte. De estos rulos se obtenían buenas cosechas de trigo, cebada, lentejas, chícharos e incluso uvas de buena calidad. Pero esta producción dependía absolutamente de las lluvias, y de que estas fueran regulares. Una alteración en el patrón de lluvias conocido podía significar graves pérdidas. Y si después de una primera lluvia no volvía a llover, la pérdida era total.

 

Clima

El clima del entero valle de Quilpué es mediterrá­neo continental, a pesar de mediar apenas 10 kilómetros hasta la costa, aproximadamente, en línea recta. Las lluvias suelen ser no muy abundantes y se distribuyen, con algunas variaciones entre año y año, desde mayo a septiembre, inclusive, habiendo una media aproximada de siete me­ses de seca. Los inviernos suelen ser un poco fríos, siendo frecuentes las heladas y la escarcha. Los veranos son secos y calurosos especialmente entre diciembre y febrero, en que predomina el viento sur. En  ocasiones raras se producen tormentas eléctricas y granizadas.

 

Flora

El clima favorable y las precipitaciones, así como la influencia continental, determinan una variada y rica flora en que sobresalen los litres, los canelos, los quilos, los maquis. La flora de los matorrales arborescentes se presenta en los estratos arbóreo, arbustivo y de hierbas anuales y perennes. Se observan también espinos, cactáceas, chaguales, etc., siendo el boldo una de las especies vegetales más comunes del valle y las tierras altas vecinas. Antaño la vegetación era tupidísima en toda la comarca, tanto que se decía del pueblo de Quilpué que era un lugarejo perdido en los bosques, una aldea de montaña que se encontraba en medio de tupidos matorrales de espinos, boldos, litres, tevos y peumos. Al abrirse campo para los cultivos y otros menesteres no menos vinculados al desarrollo de la incipiente aldea y rancheríos vecinos, la tala de los bosquecillos comarcanos generó una extensa deforestación en el ámbito local, hasta que en la actualidad una serie de incendios forestales de verano han hecho desaparecer enormes extensiones de vegetación autóctona.

El característico clima mediterráneo permitió la existencia de una rica flora, la que se encuentra actualmente amenazada por diversos peligros. Sin embargo, las abundantes lluvias invernales han sido suficientes para el crecimiento de árboles de buena altura. Las especies vegetales más importantes son el arrayán, el belloto, el chagual, el espino, el maitén, el molle, la palma chilena, el roble, el guayacán, el litre, el colliguay, el quillay, el peumo y el bollen.

El espino es la especie más característica, incluso hoy en día, de los terrenos planos y ondulados que se extienden a ambos lados del estero de Quilpué, alcanzando hasta 5 metros de altura y 50 centímetros de diámetro.

El litre crece especialmente en las laderas y faldeos de cerros y es capaz de sobrevivir sequías intensas. Produce alergias a muchas personas al entrar en contacto con la piel. Alcanza hasta 8 metros de altura y hasta unos 50 centímetros de diámetro.

El peumo se desarrolla en las quebradas húmedas que se orientan hacia el sur, alcanzando hasta 20 metros de altura y 1 metro de diámetro.

El quillay es un árbol que se encuentra abundantemente en la mayoría de los sectores, alcanzando una altura de 15 metros y hasta 1 metro de diámetro.

La palma chilena es la más austral del mundo, alcanzando alturas de 15 a 20 metros y puede vivir hasta mil años.

El sauce chileno se encuentra habitualmente cerca del estero y de otros cursos de agua, en lugares permanentemente húmedos.

En la actualidad, entre las especies introducidas en el valle se encuentran la zarzamora, el sauce amargo, el álamo, el eucalipto, el pino insigne, la acacia, el aromo, el pino macro, el damasco, la vid, el limonero, el peral.

 

Fauna

La fauna de este valle y de las tierras altas inmediatas es la característica del Chile Central y particularmente de esta zona.

Los testimonios de principios de la Colonia informan que en los cordones de colinas que limitan el valle se podía hallar una gran abundancia de guanacos, los que, en primavera, cuando las lluvias invernales producían buenos pastos, bajaban al valle, donde los cazaban grupos de guanaqueros asentados en algunos sitios del valle y otros de los valles vecinos.

La fauna del valle de Quilpué se encuentra en distintas situaciones de amenaza. Destaca la abundancia de insectos, anfibios, insectos, mamíferos y aves. Algunas de las especies más comunes son: mariposas, coleópteros, degús, lauchones, lauchitas de los espinos, coipos, comadrejas, zorros culpeos, chillas, gatos monteses, quiques, pumas y diversos roedores.

El zorro culpeo es un carnívoro que vive en las tierras altas y mide alrededor de 80 centímetros de largo, es de coloración gris en el dorso y rojiza en las patas traseras, un animal solitario que se alimenta de pequeños mamíferos y huevos de aves.

El puma es un carnívoro hoy en día bien conocido en la región andina y que antaño se encontraba en casi todas las tierras altas. Mide alrededor de 1,90 metros de largo y se alimenta desde pequeños roedores hasta guanacos.

La liebre es un roedor herbívoro de mayor tamaño que el conejo, con grandes orejas y pelaje fino de color anaranjado.

El chingue es un animal pequeño, omnívoro, que se alimenta de frutos, huevos, insectos, etc. Es de color negro con dos franjas blancas que van desde la frente hasta la cola.

El coipo es el mayor roedor que vive en Chile, habitando en lagos, lagunas, estanques y humedales, como, por el ejemplo, el de San Jorge o los del estero de Quilpué. Se alimenta de pastos y raíces. Sus patas traseras les permiten ser un excelente nadador. Es un animal que todavía se caza indiscriminadamente, ya que su piel se utiliza para confeccionar abrigos, lo que lo ha convertido en un animal en serio peligro de extinción. De hecho, en todo el valle se conoce un solo hábitat actual, en los humedales de San Jorge, en el sector de El Sol.

Entre las aves destacan la lloica o loica, el cóndor, el búho, el peuco, el zorzal, el chincol, el chirigüe, el mirlo, el loro tricahue, el pájaro carpintero, la loica, la diuca, la tórtola y la perdiz.

La loica o lloica se identifica por su gran mancha roja en el pecho.

El águila chilena es una rapaz que sobrevuela los cielos, sobre todo en las tierras altas. También se la conoce como águila mora, águila escuadrada y gavilán. Tiene una cabeza pequeña de color negro azulado, al igual que su pecho, dorso y cola. Su garganta, abdomen y largas y gruesas patas son de color blanco, aunque sus dedos y garras tienen un color amarillento. Su pico es curvo y ganchudo y mide de 70 a 90 centímetros.

El chuncho es un ave nocturna que habita en las áreas llanas y que se caracteriza por el gran ángulo de giro que tiene su cabeza, lo que ha dado origen a muchas historias en el campo. Su plumaje es de color gris y castaño, con manchas blancas en el pecho. Su cabeza y dorso son más oscuros que el resto del cuerpo. En la cabeza tiene una franja blanca con forma de triángulo que apunta hacia abajo. Sus ojos son grandes y amarillos, con el centro negro. Su pico es corto y ganchudo y los dedos de sus patas son amarillentos. Es un animal nocturno que puede llegar a matar animales mucho más grandes que él. Habita en lugares rocosos pero con árboles, pues anida en las copas de éstos, así como también en arbustos medianos. En el campo se le ha considerado un pájaro de mal agüero, por su mirada fija y penetrante (sus ojos no giran en su órbita), la capacidad que tienen para girar su cabeza hasta atrás y su graznido, lo que ha llevado a que en ciertos sectores se le haya matado en forma indiscriminada.

El cóndor es el ave más grande del mundo. Su plumaje es de color negro oscuro y alrededor de su cuello tiene una corona blanca. Su cabeza, de color rojiza, carece de plumas, y los machos tienen una cresta que nace desde la altura de sus ojos hasta su cráneo. Es un animal carroñero, posee uñas filudas, cortas y curvadas, especiales para desgarrar los cadáveres de los que se alimenta. Tiene una altura de 1,40 metros en promedio. Habita actualmente las zonas cordilleranas, pero antaño llegaba hasta la costa, quedando su recuerdo en un cerro situado al noroeste del valle, el cerro Alto de El Cóndor. Para cobijarse del clima hace nidos en lugares rocosos y terrenos deshabitados, aunque a veces pernocta en otros lugares, pues son capaces de cuidar su alimento por varios días. Cuando divisa un animal muerto sobrevuela en círculos por el lugar donde se encuentra su presa. Puede ingerir hasta cinco kilógramos de carne de una vez y pasar semanas sin ingerir alimento alguno.

 

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